PRIMAVERA XI. Un nacimiento verde.


“Lo que encuentro es mil veces más bello que lo que busco.”

Christian Bobin (Autorretrato con radiador)

Sigo en mi tierra adoptiva, en la fuente de la que beben mis sueños y mucha de la belleza que disfruto, en los bosques de Urbasa. Es primavera y me decido a hacer un esfuerzo añadido subiendo por un camino que no he pisado nunca y que no sé a dónde me lleva.


El suelo está tapizado de hojas de haya caídas en los últimos otoños. Sus capas acumuladas en muchos años forman una blanda alfombra sobre la dureza del suelo, embellecida con los diferentes tonos marrón.


Conforme voy subiendo se suceden a mi alrededor diferentes visiones del bosque, de las rocas, de la luz que quiere penetrar por las ramas que ya comienzan a llenarse de brotes verdes que explotan hacía la luz, pidiendo su caricia y su bendición, con esa intensidad clara de los primeros estallidos.


La tentación está en mirar arriba, buscando siempre lo inalcanzable, lo que nos reta y nos limita, el misterio.


No sé si es casualidad o cansancio de empujar la cabeza hacia atrás, pero bajo mi mirada hacia el suelo y ahí estás tú para despertar mi asombro y mi sonrisa, mi admiración.


El nacimiento de un helecho es un lento milagro del despertar a la vida; vida que nace de su muerte del pasado año, de su abandono de restos marchitos enterrados en la tierra, de su vida guardada en hibernación. Un ejemplo del resucitar de la muerte hacia la vida.


El caracol que forma en cada una de sus extremidades se va deshaciendo como un desperezo voluptuoso, al tiempo que gana fuerza y volumen. Sus colores son intensos, provocativos, afirmando cada día su confianza en la nueva etapa de su vida.


Pareces la bella imagen de una rara especie que me sorprende en sus diferentes formas, que ahora mismo me transporta a la visión de una vida que nace y reparte belleza, que se desentiende del pasado sin renunciar a sus orígenes, que busca la luz, el calor del sol, crecer, vivir.


Ni más ni menos que lo que hago yo.. o lo que intento.


Amillano, abril de 2018

Isidoro Parra.


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