PRIMAVERA XIII. La roca y la vida.


“A todo hay que concederle atención, pues todo se puede interpretar.”

Herman Hesse (Lecturas para minutos)


Siempre que pienso en una roca la imagino limpia y dura, sin vegetación, rotunda, casi pulida. Si además es grande, me puede resultar hostil, imposible de congeniar con ella.


Si me acerco a una roca, el instinto y los recuerdos acumulados de mi memoria se preparan para el choque con la frialdad, con la aspereza, con la dureza de su superficie y su material.


Por eso, la visión que me ofrece la que me acabo de encontrar en mi camino me choca más porque contradice mis recuerdos.


Al verla tan verde, tan llena de vida, sin asperezas, pienso en las circunstancias que han podido influir en su diferencia: tal vez la temperatura, el amparo de los árboles, la latitud de esta tierra, la frondosidad de los bosques que la rodean, esta primavera que está siendo especialmente lluviosa. Me rindo, ¿qué más da?. ¿Qué importa ahora lo que le ha influido para llegar a manifestarse como es?, lo importante es ella y el milagro que me ofrece, su estar y su capacidad de disfrazarse, de dejarse invadir para cobijar nuevas vidas.


Habría sido fácil no verla; la tierra, la humedad y el musgo han hecho un paciente e intrincado trabajo para cubrirla con ese manto que la protege, que la oculta y le permite compartir su ser en comunión con otros.


Así de simple, contra toda presunción, ahí está ese brote de haya inexplicable que no puedo saber hasta dónde crecerá, pero que tampoco importa. Ahí está, viviendo, superándose.


Ahí están esas violetas con su inconfundible color, esas hoja secas, esas hierbas estrechas y afiladas para poner el penacho de su boina, ese helecho diminuto, diferente; y todo respirando, viviendo en el lecho más inesperado, menos propicio, como un anuncio de que muchas cosas son posibles, por encima de los esquemas predeterminados que nuestra mente acepta.


Si lo que veo es posible, ¿no debería confiar más en la eternidad, en la vida que se renueva desde la muerte, en la vida que nace en el lugar menos esperado?.


Amillano, abril de 2018.

Isidoro Parra.


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