PRIMAVERA XXIV. Amapolas.


                                            “Lo bello deriva parte de su encanto del carácter pasajero.”

                                            Herman Hesse (Lecturas para minutos)


Conservo tu imagen desde mis primeros recuerdos de infancia, cuando en la primavera te veía crecer en cualquier sitio mientras escuchaba el enfado de mi padre, al verte proliferar entre los trigos y las cebadas.


Para él eras la representación del intrusismo, de algo que no debería estar ahí, que quitaba espacio y valor a la cosecha que nos daba el sustento. Además, recuerdo que se desesperaba al no encontrar un medio de eliminarte, de evitar que nacieras.


Yo, por el contrario, únicamente veía el intenso rojo de tus pétalos, la fragilidad de tus flores, la suave aspereza de tu tallo, siempre al compás del viento, por ligero que éste fuera.


Siempre me ha sido difícil dejar de mirarte, de admirar tu imagen entre muchas otras flores, entre la hierba de los sembrados y de los caminos. Tu luz era una llamada roja de alerta.


Hoy, una vez más, te vuelvo a ver y vuelvo a agradecer tu presencia ligera, tu paleta de verdes, de negros y, especialmente, de rojos.


Pienso en hacerte un poema, pero otros lo han hecho ya y, además, el mío sería malo, de mal poeta, peor que mediocre, y nunca podría reflejar lo que me inspiras; podría cortarte y colocarte en un jarrón, rodeado de hojas verdes,  dentro de mi casa, pero tu belleza se disiparía con rapidez, fuera de tu entorno, y acortaría tu vida tan limpia.


Prefiero mirarte y pasar suavemente mi mano por tus hojas, intentando que sientas la caricia de lo que me inspiras, percibiendo tu delicadeza en mi piel.


Dibujarte es una tentación, pero tampoco sé dibujar y mi amigo José lo hace mejor que bien, sabe captar tu esencia como solo lo pueden hacer aquellos que tienen la sensibilidad como una segunda piel.


Yo me quedo con el regalo de tu imagen que contemplo sin límite de tiempo, solamente el que me impone tu fragilidad y tu vida.


Si esto que siento y que vivo no es un regalo, si no es vida, no sé cómo vivirlo mejor, con tan pocas barreras.


Pamplona, mayo de 2018

Isidoro Parra.



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