VERANO XII. Mapa de raíces.


“Cuando le sigo la pista a un recuerdo, al final siempre me encuentro con una esperanza.”

José Mateos (Un mundo en miniatura)


Alguna vez he dicho o he escrito sobre las raíces de las hayas, siempre de las hayas de Urbasa, que son las únicas que conozco un poco, las únicas a las que abrazo, las únicas con las que hablo.


Desconozco si la superficialidad de esas raíces obedece a la naturaleza del propio árbol o a la poca profundidad de materia fértil de esta tierra.


Sea por lo que sea, el hecho es que estas hayas, conforme van creciendo, van mostrando cada vez mas, en la superficie de la tierra que las rodea, sus raíces que se extienden en todas las direcciones en forma radial.


De hecho, hay ocasiones en las que un fuerte viento derriba un haya entera, dejando sus raíces al aire. Cuando las veo expuestas a los vientos, siempre me detengo a mirarlas y a intentar interpretar la vida del árbol a través de sus entrañas puestas al descubierto.


Hoy las estoy contemplando de nuevo en un paseo por un prado. A un lado del camino, un haya que parece fuertemente fijada a la tierra, me enseña sus raíces extendidas a su alrededor como si fueran un mapa que señalara caminos, direcciones a seguir, como la organización de carreteras de un territorio con un punto de llegada de todas ellas, en el centro del ser, en su recio tronco.


El hecho en sí, me deja pensativo y me hace fijarme más.


Al cabo de un rato, observo las raíces y casi oigo su grito desesperado, el esfuerzo titánico para mantenerse agarradas a la tierra, buscando mayor superficie para defenderse de los próximos vientos y siento su llamada, un llanto permanente en busca de ayuda, una ayuda que no puedo darles y que me deja indefenso a mí mismo, que me hace reconocer mis limitaciones y la imposibilidad de prestarles ese auxilio.


Así es la vida, la belleza, el reconocimiento, el mensaje, la comprensión y … al final, la renuncia, la soledad.


¿Será así o será de otra forma? ¿Por qué no hace que me sienta triste? ¿Será que la generosidad de la naturaleza me libera?


Amillano, agosto de 2018.

Isidoro Parra.




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