CARTA ABIERTA Nº 3 A JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO.

Buenas tardes, José.


Me lanzo a enviarte esta tercera carta, en la que debería hablarte -y lo haré, en parte- de tu poemario “Un fulgor tan breve”.


Parece que mi mensaje de este párrafo anterior es algo confuso. Intentaré aclararlo. 


Normalmente, en estas cartas, suelo expresar mis sentimientos sobre algunos versos, algunos poemas del libro que han llamado más mi atención o que me han hecho pensar en algo relacionado con mi propia vida.


Por otra parte, tengo que decirte que tengo algo de prevención o, por decirlo de otra manera más directa, no son muy de mi gusto los poemas que hacen referencia a personajes históricos, a pasajes de la historia, a cuadros concretos, etc. Esto es algo que no me pasa contigo solamente, es algo que he constatado en todos los poetas que he leído. Casi con total seguridad, es un problema mío, solamente mío, consecuencia de mi falta de cultura para poder relacionar el contenido y sentido de esos poemas con los personajes, momentos, cuadros, a los que hacen referencia.


Por eso, haré algunos comentarios sobre algunos poemas, pero, sobre todo, me gustaría transmitirte la idea de ti, como poeta, que se va configurando en mi mente, al seguir detalladamente tus versos.


Abres el poemario con un poema corto, en el que recorres el tiempo que vivimos y el que nos queda, al tiempo que nos haces reconocer nuestra absoluta incapacidad de actuar sobre él y su influjo en nuestras vidas: tema eterno de la poesía y los poetas, el tiempo y la finitud.


Nos recomiendas que amemos los despojos del jardín de diciembre. No sé si hablamos de lo mismo pero, con el paso de los años, mi serenidad necesita la desnudez del jardín en invierno, su silencio, su entrega, su paz.


Me ha encantando ese poema, “El agua”, en el que reflejas magistralmente, con calma, lo que con calma y mirada certera has observado en el agua, en su insinuante movimiento, casi sensual.


Los poemas están sembrados de preguntas. Un poeta conocido, José Mateos, sostiene que las preguntas revelan más que las respuestas. Así me ha parecido ver en tus versos, preguntas tan profundas que no requieren respuestas, ya que éstas vienen encerradas en las preguntas.


Mi sonrisa se ha expandido al leer tu poema “Judas” y ver la mirada con la que has visto, la relación, la traición, las dudas… y el amor.


Qué fuente tan fresca para beber el Cántico Espiritual. Con sus versos y tu sabiduría, no podía crearse un mal poema.


También me ha gustado el cuadro que has pintado con tus palabras en el poema “San Salvador de Valdediós”, la realidad de los hombres y la Gracia del misterio.


Como ya te he dicho al principio de esta carta, algunos de tus poemas históricos que hacen referencia a personajes concretos, sin restarles importancia alguna, me sugieren distancia, loable ejercicio profesional por tu parte, pero lejanos para mí.


Bueno, José, tengo que decirte que, sin poner peros a tu hacer poético, espero verte más en los pájaros y en los campos que también creo han sido parte importante de tu entorno de vida.


Un abrazo, gracias y hasta pronto.


Amillano, agosto de 2021.

Isidoro Parra.

  

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