OTOÑO XIV. Silencio y poder.


“La belleza solo se queda quieta, a veces, en momentos extraordinarios.”

José Mateos (El ojo que escucha)



En medio de un parque céntrico de Pamplona, se encuentra uno de los rincones en los que más me gusta detenerme, desde el que me evado de la realidad cotidiana.


El parque es Antoniutti y el lugar es el círculo de árboles que rodean la escultura denominada Polifemo, obra de José Ramón Anda, creada allá por el año 1993.


La escultura, con seis metros de altura, me muestra, en lo más alto, el inmenso ojo del cíclope, pero a mí me parece que también la puedo ver como un menhir que se eleva hacia el misterio y que respira profundo por esa abertura y por las líneas verticales de sus costados. El bronce ha cogido una patina que la hace más bella, más perenne, es un grito que sale de la tierra hacia el universo. Podría abandonarnos cualquier día para ir en busca de sus orígenes.


La escultura está rodeada por un amplio círculo de álamos que sólo a ella protegen, aunque a veces pienso que no están para proteger sino para venerar, álamos con sus troncos rugosos y oscuros, con sus ramas cargadas del amarillo de sus hojas, hojas que se han rendido a los pies de Polifemo, dejando a su alrededor un círculo de respeto, de sumisión y ofrecimiento, manteniendo la distancia a su cuerpo.


El espacio que se crea entre el círculo de árboles y la escultura es el reino del silencio, del aislamiento del ruido de las calles, del recogimiento interior.


En este Polifemo son igual de importantes los materiales que el vacío que genera a su alrededor, pero el escultor ha privado a Odiseo del placer de desbaratar el ojo del cíclope y ha abierto el espacio al cielo y a la tierra, al universo de los sentidos.


Creo que Galatea también se encontraría en paz ante este Polifemo. De hecho, no sería posible tanta belleza si su imagen sutil no estuviera recostada en uno de los árboles contemplando la magia que irradia su gigante.


A mi me reconcilia con la vida, consolida mi fe en la capacidad de los hombres para crear belleza. En este caso, belleza del hombre, belleza de la naturaleza y este otoño componen la sinfonía de mi equilibrio.


Pamplona, noviembre de 2018.

Isidoro Parra.



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