CARTA ABIERTA Nº 2 A IÑAKI ETXAGÜE.


Buenas tardes, Iñaki.


Hoy es domingo, uno de esos que te regala marzo en Pamplona, algo de sol, algunas nubes, algo de viento y la llamada lujuriosa de la primavera en los brotes de los árboles.


Hablando de poesía, creo que siempre es más importante el fondo que la forma, lo que se dice frente a cómo se dice. Probablemente esta no es la conclusión que sacaría un crítico especializado, académico y preciosista, pero es la mía y cómo soy yo el que manda esta carta, lo voy a hacer y decir a mi manera.


He repasado el poema que nos leíste el día 21 de diciembre del año pasado, ese que comienza por “Aquella noche …” y me he vuelto a encontrar con muchas palabras que recordaba de esa lectura.


La primera palabra que me viene a la cabeza, cuando vuelvo a leer tus versos es “determinación”, esa actitud de no rendirse, de no dejarse llevar ni atrapar, de afrontar lo que venga, pero dejándolo atrás si no es bueno para ti.


Es una actitud de lucha, de no rendirse, venga la amenaza de dónde venga.


Es igual que la llames Nada como que le apliques cualquier otro nombre para designar lo que nos puede deshacer, los que nos puede llevar por cualquier camino en el que no seamos nosotros mismos. ¡Son tantas las amenazas y tan pocos los recursos!


De la lucha has salido reforzado y te has enfrentado buscando su vómito, que no se quede nada de ti, que no te recuerde ni adentro, ni en sus fauces, … que pierda tu olor y tu rastro.


Parece que estuviste a punto de ser engullido, que habías recorrido las paredes de su boca, que habías luchado contra el abrazo permanente que quería darte.


Sabes que está ahí de forma permanente, que te llama, pero deseas mantenerte alejado, no claudicar, aunque sepas que ella siempre querrá saber de ti.


Pones tu confianza en la propia vida, en su permiso para vivir.


El poema no es muy extenso, pero se reivindica en su intensidad, en la apuesta por la lucha, por la supervivencia.


Y, así, Iñaki, tu poema, cargado de realidad de la vida de todos los días, nos insufla fuerza para luchar, para seguir.


Gracias.


Pamplona, marzo de 2022.

Isidoro Parra.

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