CARTA ABIERTA Nº 1 A MARTHA A. ALONSO


Buenas tardes, Martha.


Hoy he terminado la re lectura de tu poemario “Cronología verde de un otoño”, el que creo fue tu primer libro de poemas publicado.


Como siempre pasa, cuando uno tiene la costumbre de hacer señales al margen de los poemas de un libro, cuando, pasados algunos años, vuelve a él, algunas señales no se entienden y otras destacan por su ausencia. Este fenómeno solamente achacable a la propia historia del lector, en este caso, yo mismo, es un hecho que siempre me llama la atención. ¿Cuál era mi estado de ánimo cuando lo leí la vez anterior?, ¿cómo se diferenciaba y en qué del instante que ahora vivo?


Algunos de tus versos, los utilicé para pie de acuarela en mi libro “A vueltas con la belleza”. Tal vez, ese recuerdo, me ha llevado a retomar de nuevo el libro entre mis manos y abrirlo con cautela, hoja a hoja.


Este libro que escribiste a tus veinte y pocos, o antes, acoge ya poemas de gran calado personal, hasta te atreves a hablar de tu corazón vencido, alentando entre ruinas. Siempre me ha parecido que a esa edad, ese sentimiento es más bien fruto de la falta de años vividos o fruto de un desconsuelo concreto, aislado, que, con el paso de los años, seguramente se ve como carente de importancia. La vida, a lo largo de su recorrido, nos suele dar más motivos para hacer crecer ese sentimiento y más razones para enterrarlo, para olvidarlo y darle la vuelta.


Cuando leo un libro de poemas, siempre me inclino a pensar en algunas palabras que condensen lo que me ha hecho sentir.


En este caso, en tus versos, me ha parecido ver mucha ACEPTACION, la aceptación de lo que ha sucedido, del lugar en el que te encontrabas en ese momento, la de tu estado, la de tu ser.


Me he encontrado con versos de altura, y de profundidad, como esos con los que terminas tu poema “De las tardes de infancia…”:


“Y la falsa creencia de que el tiempo 

es una flecha en llamas que esquivamos 

con sólo abrir los ojos.”


¿Cómo no concentrarse en vivir, cuando uno lee tu poema de ese mismo nombre?, concentrarse, deslizarse por la vida, por la de nuestros antecesores, por nuestros recuerdos, hacía un futuro incierto pero deseado.


También me han venido a la mente, débiles o intensos rastros de PLEGARIAS dirigidas a la vida, al misterio también.


Algunos de tus poemas, son también CONSTATACIONES de la realidad que vives, de la visible y la invisible, de la aparente y de la oculta.


En otros, regalas buenos deseos para la vida y para la muerte, en los límites de la realidad y el misterio.


Por todo ello, Martha, gracias.


Pamplona, febrero de 2022

Isidoro Parra.


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