CARTA ABIERTA Nº 10 A KARMELO C. IRIBARREN.


Buenas tardes, Karmelo.


Hace unos minutos, he terminado las paginas de tu libro de poemas “La piel de la vida”.


El primer poema, “Pequeños grandes momentos”, describe una experiencia que, en mayor o menor medida, también he vivido. Cuando viajo sólo, en tren, es como si me entregara a la experiencia, me inunda la sensación de que nada me puede pasar, que todo el tiempo es para mí. Por eso, seguramente, odio caer con una compañía de asiento que se esfuerza por ser amable.


Vueltas son lo que da la vida, a todos, aunque la de ese mendigo de tu poema “El mendigo del banco” ha hecho un recorrido hacia las afueras y no estoy seguro que tenga confianza en coger el tren de vuelta.


Vuelves con tus poemas de ese sol suave de tardes de invierno, bellísimo por otra parte, pero me pregunto cómo ves ese mismo sol a primeras horas, al amanecer de cada día.


Algo más que soledad, desolación barriendo la vida, es lo que respira tu poema “Como aquel cigarrillo”.


Estoy de acuerdo en que, a veces, te llegan, de sorpresa, melodías de viejas canciones que te hacen detenerte y regresar al pasado. Siempre duelen.


La lluvia vuelve a estar presente en estos poema, cayendo sobre la plaza y sobre todo lo que pudo ser…


He dado varias vueltas a tu poema “Duda existencial” y cuanto más lo leo, más me hace pensar. Te he maldecido un poco. Perdona.


“Si nada es 

lo que parece, 


qué viví yo, 

realmente.”


Me alegro, Karmelo, que el sueño te encontrara y te abrazara pronto, antes de iniciar el largo y tedioso balance del pasado.


Un bonito y resolutivo duelo entre el sol y tú en tu poema “Un rayo de poesía entre las nubes”. A pesar del atractivo de las playas del sur, creo que has salido ganando quedándote con la poesía.


¡Qué maravilla de desiertos y de ríos, de mares y montañas, podemos recorrer con los dedos!


Decirle al viento que está o que va por ahí, “tonto perdido”, me ha traído el recuerdo de esa expresión que mi madre utilizaba con frecuencia, por supuesto, refiriéndose a mí.


Bueno, Karmelo, como sé que no leerás estas cartas, puedo decir con mayor libertad, que está siendo una experiencia agitada volver a leer tus poemas.


En cualquier caso, gracias.


Pamplona, octubre de 2021.

Isidoro Parra. 

Comentarios

Entradas populares