ENIGMAS. LA PUERTA BORDADA
LA PUERTA BORDADA
Bienaventurados los que cierran los ojos
porque miran con ellos hacia dentro.
Gabriel Celaya: Bienaventuranza (La soledad cerrada)
Fotografía: Isidoro Parra.
Tengo la certeza de que esta puerta es más de lo que puedo percibir en una primera mirada.
Las formas que adornan su dintel como si fueran una tiara voluptuosa, femenina por lo delicado de la forma y por la diferencia con otras, me hablan de alguna historia con más contenido que el que ahora reflejan esos ladrillos y esas piedras.
Año 2010. Pingyao siempre viva, guardando una esquina desafiante o armoniosa, una puerta más misteriosa y más bella que la anterior, una sugerencia y una invitación a la ensoñación.
El fondo de banderolas tenues es testigo de la vida actual de este entorno, como lo son las plantas y el suelo limpio que te encuentras al atravesar el dintel.
¿A dónde me llevan esta entrada principal y la que le continua y la que se esconde al final del patio? ¿Cuál es la vida que se vive y que crece tras sus muros?
Yo, en la calle, delante de ellas me enfrento al mensaje que me grita la piedra.
Alguien grabó un mensaje antiguo sacado de Shang shu (“El libro de historia”), uno de los cinco clásicos del canon confuciano, de gran influencia en la cultura y en la historia china. Una traducción posible del mismo al castellano diría, más o menos, lo siguiente: “Hay que mantener el valor de ahorrar para poder planear las cosas a largo plazo”.
¿Qué se esconde tras esa vieja frase, un espíritu de prudencia o la avaricia más agresiva?
Los signos materiales de la puerta, de las formas, de la piedra tallada, del ladrillo firme, la profundidad de la invitación, todo me habla de buen gobierno, de riqueza interior y, posiblemente, de defensa hacia el exterior.
Ha pasado demasiado tiempo desde que una mente la pensó, desde que unos ojos la admiraron. A mí me queda solamente la ocasión para imaginar la vida que anidó en su interior, la historia que no conoceré, el misterio que mantiene viva mi mirada.
Esta puerta no está muda, me habla con su silencio y sus capas de vida. En cambio, yo permanezco mudo, sin respuesta que ofrecerle.
Aprovechando las palabras de Celaya, cerraré los ojos y, con el recuerdo de esta puerta, miraré sin prisas hacia dentro y, de esa forma, intentaré seguir el consejo de Confucio planificando mi vida a largo plazo.
Me alejo y doy vueltas a pensamientos diferentes que me ha provocado este rincón tan especial.
Me muevo entre la fuente que fluye en mi interior y mi mirada puesta en el futuro.
Como escribes me maravilla Las imágenes son colores llenos de luz
ResponderEliminarHa sido un placer descubrirte
seamos felices con vida y sabor
Gracias por tu comentario. Vida, sabor, colores, luz ... y a veces sombra. Todo forma parte de la vida
ResponderEliminar