SALUDARSE
SALUDARSE
Has aprendido el gesto con los años.
Te encuentras al vecino, os saludáis,
uno al lado del otro, dos viejos en la acera
cerrando cada uno su portal.
Las casas. Y el convenio generoso
de unas palabras en la calle.
Más allá ya no queda nada más
que esta pasión final, la calma
solitaria y feroz de los recuerdos
bajo un trozo de azul nítido como un cálculo.
En su patio trasero, cada uno
convirtiéndose en puerta.
Se abre por la mañana. Se cierra al caer la noche.
Poema de Joan Margarit,
de su poemario “Amar es dónde”.
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