CARTA ABIERTA Nº 1 A LUÍS MUÑOZ
CARTA ABIERTA Nº 1 A LUÍS MUÑOZ
Buenos días, Luís,
De Granada a Iowa, un buen salto en el espacio a través del tiempo.
Yo, de Pamplona a Madrid, para que un joven librero me recomiende tu poesía. Cauteloso, he comprado tu último libro, con la idea de conocer por dónde van tus pensamientos en estos momentos, aunque con esto del tiempo que transcurre dede que uno adivina que hay un poema naciendo en la mente o en el alma, lo intenta escribir, borra, añade, corrige, se da por satisfecha, pero siempre con dudas, se lo entrega al editor, se prepara la edición, sale a la venta, lo compran y lo leen, pasa tanto tiempo que es difícil asegurar que lo escrito en en su día se acerque al pensamiento actual. No hay otra que aceptarlo.
Cuando compro un libro de poemas, lo primero que hago es pasar rápido las hojas, como un abanico que se abre y se airea. Al hacerlo con tu libro, he podido apreciar que tus poemas son cortos, un buen inicio para mí. La medida corta me invita a la lectura, me aperezan los poemas de grandes extensiones.
Me ha gustado ese juego del primer poema entre la luz y la hierbabuena, me sugiere un baile en la naturaleza, un lance entre enamorados que se acarician sin tocarse. La sola presencia y la luz les hace vivir.
No es fácil tu poesía, Luís. Al menos al principio, es necesario releer, olvidarse de las palabras que nos parece que faltan, de las puntuaciones que no están entre líneas para dejarnos espacios más amplios que nos hacen pensar. Eso sí, desde el principio se aprecia la ligereza, la distancia enamorada entre los elementos que pueblan tus poemas.
En tu poesía, me ha parecido percibir la presencia de los contrarios, de las afirmaciones y las negaciones, de la distancia y la cercanía, de la espera y el olvido. Ni esto ni lo otro. / Ni igual ni diferente; así comienza tu poema Y, un poema que comienza enfrentando a los contrarios, desconcertado al lector para hacerlo recorrer el poema como si estuviera perdido, para al final ser consciente de que lo mejor que puede hacer es seguir extraviado, sintiéndose aliviado de no ser una certeza.
Me gusta que los caminos tiemblen, como en tu poema CH. Esa vibración, que no llega a serlo, acrecienta el interés por recorrerlos, por vivirlos.
Y vuelta a esos contrarios que me atraen y me confunden, que me enriquecen, como al final de tu poema G., cuando te despides con un sumo intento mínimo.
Me he quedado detenido y con una sonrisa boba en mi rostro, mientras me quedaba mirando aproximadamente las cosas que conviene hacer de esa forma, aproximadamente.
Parece que el silencio nos fuerza a imaginar y a pensar, aunque tengamos la cabeza debajo del agua o, quién sabe, tal vez porque no la tenemos expuesta al aire.
En M.C. me ha parecido apreciar que la existencia de otro pomo es siempre una oportunidad para la huida, pero tal vez sea porque yo siempre estoy huyendo y me agarro a un clavo ardiendo.
A veces, en la vida, las cosas parece que van cuando no van o lo contrario, parece que no van cuando en realidad están yendo, pero tal vez no vayan nunca o vayan siempre, quién sabe y, además tampoco importa mucho.
Bueno, Luís, basta ya de tonterías. Estas y otras cosas me han sugerido tus poemas. Nunca se sabe si lo que te imaginas está en el poema o en tu propia mente o es un puente entre ambas, pero he pasado unas horas en buen estado de salud, disfrutando o elucubrando, conociéndote un poco o nada, quién sabe.
Hasta pronto,
Pamplona, octubre de 2024
Isidoro Parra
Comentarios
Publicar un comentario