ENIGMAS. BAJO LAS ALMENAS.
BAJO LAS ALMENAS
… y, sin mirar atrás, volvieron grupas a la memoria.
Julio Llamazares: Memoria de la nieve
Acuarela: José Zamarbide
Este hueco bajo las almenas de Gormáz, en 2018, ya no conserva su forma original, ha perdido la puerta que protegía el acceso al recinto y se ha quedado desnuda frente a todos los elementos, ha devenido en puerta abierta.
Los elementos que más teme son el tiempo y el olvido.
Puedo mirarla como una puerta vigía. Desde su centro me abro a una extensa llanura de trigos y rastrojos, de bosques que protegen los recuerdos y alimentan la memoria de todos los niños que habitaron estas tierras, aunque hace muchos años que ya no llegan a sus pies los caballeros armados en busca de conquistas para engalanar sus yelmos.
Puedo verla como una madre que siempre está vigilante, esperando la vuelta de sus hijos, protegiendo a los que ya están en casa.
Desde su umbral, sus ojos siempre se alimentan de recuerdos y, para no olvidar nada, ahí, frente a ella, tiene a Recuerda, uno de los pueblos de esa Soria enjuta y firme que resiste el paso del tiempo, aferrada a sus valores.
Esta puerta resiste el embate de los vientos más feroces que intentan abatir, ladrillo a ladrillo, grano a grano, el muro que la sostiene. Expuesta, días y noches, a los vacíos que construyen los recuerdos, aguanta la figura y retiene retazos de lo que fue, dejando que el viento la salude y la despida en un abrir y cerrar de susurros.
Para resistir tanto tiempo y tanto abandono, echa mano de los sonidos que quedaron en sus piedras, el griterío de los atacantes, los lamentos de los heridos, la alegría de los nacimientos, la celebración de las fiestas.
Sobre todo, se siente acompañada por las estrellas con las que recuerda el tiempo de los muchos sueños que compartieron, siempre expectantes.
Por las mañanas la saludan los gallos lejanos, la despiertan los primeros rayos de sol que alumbran desde el oriente y una ligera brisa le anuncia una jornada igual a la anterior.
Con el tiempo y la distancia ya todo se entiende.
Esta puerta sabe mucho de esperas, de ver pasar ilusiones que crecen como flores en primavera y despedirlas después, convertidas en renuncias. También ha visto las sonrisas enamoradas, ha escuchado los cantos que surgen en los atardeceres de otoño, al amparo de los fuegos que mantienen viva la vida.
Esta puerta es un himno de resistencia, como los viejos labradores que, al final de sus vidas, funden sus caras en el color de la tierra que les ha hecho vivir.
Muchos entraron por esta puerta, otros muchos salieron sin mirar atrás. Al salir, volvieron grupas, también, a la memoria.
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