RINCÓN DE LECTURAS. DESPEJADO


 

DESPEJADO, de Carys Davies


Apenas doscientas páginas que te envuelven y te atrapan.


Escasas doscientas páginas para hablar de los desencuentros, escisiones, penurias y grandezas de las Iglesias a lo largo de la historia. En este caso concreto, la Gran Ruptura en la Iglesia de Escocia.


Algo menos de doscientas páginas para hablar también de los Desalojos, en Escocia, en este caso de los arrendatarios de tierras, pero aplicable a otros desalojos más actuales.


Casi doscientas páginas para hablar de la soledad que se hace vida plena en una isla en la que el día a día, austero, bello y algo desolador, pero que puede constituir una forma de vida plena.


Cerca de doscientas páginas para hablar de las equivocaciones y de la forma de solucionarlas cuando existe voluntad de hacerlo. También para no dejar de tener esperanza, para pensar que la bondad también existe.


Poco menos de doscientas páginas para hablar de los afectos escondidos, de las buenas personas, de los lazos que pueden crearse cuando menos lo esperas.


Aproximadamente, doscientas páginas para hablar de la naturaleza y los hombres, de la grandeza de aquella y de la pobreza de éstos. 


Por poco, doscientas páginas para hablar de la poesía de las palabras, del ritmo pausado pero continuo de un relato que te acoge y te eleva a pensamientos que van más allá de ti mismo.


Un lienzo de páginas que se hacen escasas para hablar del lenguaje y sus significados, de una lengua casi perdida que acumula palabras de pocas sílabas con un significado tan amplio como los sentimientos, el instante que precede a la noche o los diferentes tipos de olas que se suceden en el mar.


Cada página, una joya. Doscientas páginas, doscientas joyas.



Isidoro Parra

Pamplona, febrero de 2025

Comentarios

  1. Qué ganas de leerlo, Isidoro. Yo a los libros que me atrapan de manera sorpresiva, sobre todo si me hacen llorar en algún momento, los acaricio agradecido al volver la última página.

    ResponderEliminar
  2. Además de acariciarlos, yo los mantengo unos minutos entre mis manos para intentar retener algo de su contenido y procuro dejarlos en la estantería con mimo y una caricia de despedida. Gracias.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares