VISIÓN
VISIÓN
POR LOS PERPETUOS cauces del verano
van abriéndose paso breves aves fugaces,
y un dios abre sus ojos
como un enorme búho alzando el vuelo.
En la cima del cielo no anochece,
allí donde los arcos de la luz son portales,
y las criaturas beben el agua de la vida.
Nadie jamás ha visto
cómo brillan los astros desde dentro,
cómo tiemblan los pétalos del frío
al paso de una lluvia repentina.
Todo yace en sí mismo. Todo dura.
Todo crece hacia adentro y se derrama
en un caudal de aguas milagrosas.
El tiempo son las alas de un pájaro infinito
que, al batirse, derriban los muros del instante.
Y el instante es el polvo que se eleva en el aire
brillando en su trasluz, indestructible.
Poema de Alejandro Martín Navarro,
de su poemario “La fiesta de los vivos”.


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