PRIMAVERA IX. El olivo.


“La belleza es una forma de hacerle frente al mundo, de mantenerse ante él y de oponer a su furor una paciencia activa.”

Christian Bobin: (Autorretrato con radiador)



No tienes estigmas sagrados en tu tronco, ni las semillas que te dieron tu ser proceden seguramente del Huerto Bíblico, pero no puedes quitarte, ante mis ojos, esa apariencia de estar cubierto con una túnica austera, construida de misterio y de voces antiguas.


Te observo en los campos de mi Tierra Media, solo o acompañado por otros de tu especie, pero la compañía de esos otros no me impide verte sólo, para manifestarte mi respeto, para venerarte con mi silencio, con mi caricia sobre tus hojas menudas, con la piel de mis manos cuando se posan sobre tu tronco nudoso y retorcido.


Frente a ti, se detiene la mano más activa del hombre, el cereal te respeta; eres un soldado viejo, un faro de luz de plata.


No te valoro por tus frutos ni por su esencia, que también me saben a orígenes y a ritos antiguos; es tu imagen la que me da equilibrio, la que me atrae con mensajes de paz, de permanencia, de acompañamiento mudo a mi vida.


Para mí, eres una de las imágenes de la fidelidad, de la promesa de nueva vida en la sequedad más palpable de tu tronco, una esperanza al cabo. Tal vez por eso me das mucho sin pedirte nada, como sucede en las buenas relaciones.


Tus suaves tonalidades del gris al verde plata colorean la paz que respiras, tu capacidad de adaptación, tu belleza que resiste el tiempo y las modas, tu suave pero sonoro nombre.


Tus raíces levantan la tierra a tus pies como si fuera un altar y dan testimonio de los inviernos que te han dado su fuerza callada.


Es primavera, pero sé que te veré igual en invierno, como ejemplo claro de que no cambiarás de color ni de querencias.


Me reconforta saberte ahí, siempre esperando que pase a tu lado, sin saber si agradeces o no una caricia, pero viendo cómo permaneces anclado a la tierra que te sostiene, sin buscar otros soles.


La belleza surge de ti para inundarlo todo.


Pamplona, abril de 2018

Isidoro Parra.


Comentarios

Entradas populares