CARTA DEL VEINTISÉIS DE JUNIO

CARTA DEL VEINTISÉIS DE JUNIO


Que a partir de hoy sean los pájaros quienes os hablen de nuestra vida.

Un hombre contaría de ella demasiadas historias 

y no veríais ya a través de sus palabras

sino la habitación de un viajero, una ventana 

en donde el vaho de las lágrimas vela un bosque azotado por la lluvia.


Se hace de noche. Oís las voces bajo los tilos: 

la voz humana brilla como por encima de la tierra 

Antares, que es roja unas veces y otras veces es verde.


* * *


Dejad de escuchar el ruido de nuestras preocupaciones, 

no penséis más en lo que nos sucede, 

olvidad incluso nuestro nombre. Escuchadnos hablar 

con la voz del día, y dejad que sea sólo 

el día lo que brille. Cuando seamos liberados de todo temor, 

cuando la muerte no sea para nosotros sino transparencia, 

cuando sea clara como el aire de las noches de agosto 

y cuando volemos llevados por la ligereza 

a través de todos esos muros ilusorios que el viento empuja, 

ya no oiréis sino el ruido del río 

que corre por detrás del bosque, y lo único que veréis 

serán ojos de noche centelleantes…


* * *


Cuando hablemos con la voz del ruiseñor…




Poema de Philippe Jaccottet

de su libro “El ignorante”.


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