MUJER HACIÉNDOSE LAS MANOS

 MUJER HACIÉNDOSE LAS MANOS




Mete los dedos en el agua, 

recuerda 

las caricias que han hecho.

Pero el agua se enfría poco a poco, 

igual que las palabras que un día la abrigaron 

y la han dejado sola.


El apego a la vida se acaba mucho antes 

de lo que suelen suponer los jóvenes.


Todo se enfría, y se necesita 

el cansancio que deja haber amado.

Para así desear lo que ya está acercándose.

Tan distinto.




Poema de Joan Margarit, 

de su poemario  “Un asombroso invierno”.

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