PARA QUÉ LA POESÍA
PARA QUÉ LA POESÍA
Recordando que el mundo es demasiado ancho
para una vida grotescamente breve
hablemos del matiz,
guardián de la esperanza,
del sueño y de su huella,
tan reales.
Consideremos, en suma, la memoria
que sangra sin remedio si se toca
que es al presente como semilla al árbol
por cuyas majestuosas galerías
desfilan los jardines y las enciclopedias
los albatros, las nubes, los espejos
las batallas, las noches y las fábulas …
Exiliados, en fin, en la tristeza
de nacer tan minúsculos
imperceptibles casi
pero alentados por ilusión titánica
¿qué será nuestro escudo
frente a la mentira dominante?
¿Quién sino la Poesía
vitrina de lo apenas vislumbrado
los ojos vigilantes tras la venda
destacamento rumbo a la verdad?
Recordando, ante todo, la palabra mañana
y la palabra abril. Un seis, un viernes santo
en Avignon, en el siglo XIV
bendito sea aquel día
cuando Francesco y Laura
abrieron el camino nuevo que discurre
sin ley de gravedad.
Poesía que nos asciende al cielo
brotando sin cesar desde la tierra,
misterio primigenio. La Divina Comedia,
en sus vivos tercetos
la Edad Media reposa con su oculto andamiaje.
Considerando al fin, en interior cadencia,
cómo tú dices pino y estamos aspirando
el aroma a resina.
La mente no consigue entenderse a sí misma
pero tú te aposentas en el corazón
con sus ramos de sombra y sus frutos de ánimo
con su herida de siglos que tú sanas
al nombrarla en voz alta y letra escrita
vengadora del mito y del olvido.
Bendito sea el día, el mes, el año
y la estación, el tiempo, la hora, el punto
en que nació: Poesía
que sabe hablar con Dios y nunca muere.
Poema de Raquel Lanseros,
de su poemario “Matria”.
Comentarios
Publicar un comentario