RINCÓN DE LECTURAS. MAÑANA ME VOY.




MAÑANA ME VOY, de Víctor Colden.


Por tamaño y por número de páginas, este es un libro pequeño, un libro que puede pasar desapercibido en las estanterías de las librerías. No viene apoyado por un premio, ni por grandes inversiones publicitarias, no hay pegatinas con la leyenda “best seller”, ni está colocado en lugar de estos, pero yo recomiendo comprarlo, sentarse bajo un árbol o con un vaso y una botella de agua al lado o con un whisky, como en los viejos tiempos. Si, además, puedes leerlo frente a una ventana viendo nevar o escuchando llover, mejor, y si tienes una chimenea encendida frente a ti, todavía mejor.


En apariencia, es un relato de una travesía de seis días por parajes más o menos desérticos de Soria, pero es mucho más.


Intercaladas con delicadeza, pero con la exactitud del filo de un cuchillo afilado cuando corta la carne, las citas de lo que ven los ojos del caminante, el escritor inserta mensajes personales que hablan de él y alcanzan una profundidad eterna porque, en realidad, hablan de todos, de cada uno de nosotros.


Hay serenidad en el relato y sinceridad personal, no hay artificios. Las citas literarias son escasas porque no las necesita. Se basta a si mismo.


Tampoco hay exhibición personal, más bien algo de confusión y de despiste, como todo buen relato.


Últimamente, he leído bastante literatura de viajes: Robert L. Stevenson, William Hazlitt, Rebecca Solnit, Henry David Thoreau, Thich Nhat Hahn, David Le Bretón, Erlanger Kagge, John Muir, etc., pero ninguno me ha llegado tan adentro y tan sencillamente como este relato de Colden.


Cuando uno lee el libro, tiene la sensación de que el autor ha realizado una tarea simple, sin apenas retocar las notas que ha tomado diariamente durante su recorrido, pero la realidad es posible que sea otra bien diferente. Es posible que el resultado de este relato sea la consecuencia de muchas horas de pulir y pulir, de quitar, de esponjar, porque nada sobra y nada se echa en falta.


El autor es capaz de relatar lo que ve y, unas lineas después, el significado personal, posible, real o ficticio, de lo que ha visto, pero que te llega con mayor realidad y profundidad que lo que llamamos real.


Una delicia. El corazón se encoge un poco al terminarlo y la mano lo deja con un abrazo en la estantería.


Pamplona, diciembre de 2023. 

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