RINCÓN DE LECTURAS I. El consentimiento.


EL CONSENTIMIENTO, de Vanessa Springora.


Acabo de terminar la lectura de este relato autobiográfico en el que la autora, pasados bastantes años desde los hechos que narra, nos cuenta el atropello que sufrió durante su adolescencia, cuando fue presa de los abusos del escritor francés, pederasta múltiple, Gabriel Matzneff.


El libro, para mí, tiene diferentes lecturas.


Podemos leerlo como el relato de una experiencia que es necesario contar para abrir ventanas en tu cuerpo, para respirar con normalidad, para entender que tú (ella, en este caso) no eres un ser maligno, complicado y de baja moral, que no eres el culpable de lo sucedido; para señalar al actor principal, para desenmascarar al malo, para aceptar una parte de tu vida que te ha mantenido sumergida en un pozo de pensamientos asediantes, de sensaciones de culpabilidad. 


La lectura, desde este punto de vista, es dura, delicada en las expresiones, sin eludir la realidad, incluso la de sus propios sentimientos, los que le generaban los primeros tiempos del abuso; aquellos en los que su propia edad le impedían ver la magnitud de lo que estaba pasando.


La denuncia es serena, profunda y valiente, por parte de la autora del libro.


Desarrolla un método narrativo que no se detiene mucho tiempo en nada, no se regodea, pero no elude hechos que nos hagan incomprensible la historia. Su estilo es ligero, de frases cortas, sobre las que, de unas a otras, va deslizando el horror de su experiencia.


Esta mirada en la lectura se ve recompensada por sí misma y es suficiente para leer el libro.


Ahora bien, no podría eludir las otras lecturas de la historia.


Por ejemplo, la del propio depredador, cuando intenta justificar su actuación aludiendo a las costumbres de épocas históricas antiguas, de civilizaciones remotas que, por algo, habrán dejado de hacerlo hace siglos. Arrogarse el papel de iniciador, de instructor con sabiduría, no es otra cosa que el espejo en el que reflejar una imagen ajena que no consiga identificar sus propios móviles; posiblemente, la hediondez de su vida, las propias agresiones recibidas en su niñez, su falta de arrojo, de valor moral para enfrentarse a ello y darle una solución que no arrastre a otros seres humanos.


No está tan lejos de los ejemplos que hemos tenido que conocer en otros escritores, poetas, de nuestro entorno, que también en tierras filipinas dejaron testimonio de la debilidad moral de su comportamiento.


En el depredador, en este caso, se da la planificación obsesiva por rozar los límites, por protegerse, por utilizar los resultados de sus actos para una segunda depredación, la literaria. No sé si vivía tranquilo o le bullía la mente de planes y auto justificaciones, pero si no lo hacia en su día, lo ha tenido que hacer después.


También la lectura desde este prisma es interesante.


No quiero olvidar la otra mirada, la que la autora, críticamente, hace a la sociedad intelectual francesa, a las propias leyes, a las personas cercanas con las que convivía en aquellos años, su propia madre, su padre, sus compañeros y profesores del instituto, la propia policía: todos sabiendo, ninguno interviniendo.


Si hubiera sido en España, tal vez tampoco hubiera pasado nada, pero me imagino a los y las comadres cuchicheando en aceras, en escaleras, en parques y autobuses, todos cubriendo los hechos ajenos con su manto de dignidad, perdón, de indignidad, mientras veían pasar a su lado a la víctima. Siempre ha sido más fácil criticar a la víctima que enfrentarse al agresor.


Claramente, la sociedad francesa no queda muy bien parada, pero me pregunto si, en los tiempos que nos ha tocado vivir, no nos hemos convertido en pasivos espectadores de un teatro de horrores, en el que solamente nos importa el momento de la contemplación, el hecho actual, sin mirada alguna al pasado ni al futuro, sin arrojo para enfrentarlo.



Pamplona, febrero de 2022.

Isidoro Parra.



Algunos enlaces a críticas sobre el libro.


https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjUz976_Oj1AhVy_bsIHdrdArgQFnoECAQQAQ&url=http%3A%2F%2Funlibroaldia.blogspot.com%2F2020%2F11%2Fvanessa-springora-el-consentimiento.html&usg=AOvVaw0G-owo-Aias4qvzaUR7ERj


https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjUz976_Oj1AhVy_bsIHdrdArgQFnoECCgQAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.libertaddigital.com%2Fcultura%2Flibros%2F2020-09-15%2Fvanessa-springora-el-consentimiento-pedofilia-gabriel-matzneff-6659864%2F&usg=AOvVaw3uPoTIpyjaUbFWGrA1B3zR


https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjUz976_Oj1AhVy_bsIHdrdArgQFnoECCgQAQ&url=https%3A%2F%2Fwww.libertaddigital.com%2Fcultura%2Flibros%2F2020-09-15%2Fvanessa-springora-el-consentimiento-pedofilia-gabriel-matzneff-6659864%2F&usg=AOvVaw3uPoTIpyjaUbFWGrA1B3zR


https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwjUz976_Oj1AhVy_bsIHdrdArgQtwJ6BAg2EAM&url=https%3A%2F%2Fefeminista.com%2Fel-consentimiento-vanessa-springora-pederastia-matzneff%2F&usg=AOvVaw3f_hq1FcJAKuQKfT5ISmIg


https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&ved=2ahUKEwjUz976_Oj1AhVy_bsIHdrdArgQFnoECCkQAQ&url=https%3A%2F%2Felpais.com%2Fsociedad%2F2020%2F01%2F02%2Factualidad%2F1577988727_824662.html&usg=AOvVaw07G9gj20Q5HrLM2OpkA_XV


https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiSnKa__ej1AhXk8LsIHY5BAWE4ChAWegQIFBAB&url=https%3A%2F%2Fwww.elperiodico.com%2Fes%2Focio-y-cultura%2F20200916%2Fel-consentimiento-vanessa-springora-gabriel-matzneff-8114258&usg=AOvVaw0qGQ3c47PTESMt5WdzqEEo




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