EJERCICIOS DE TALLER. UNA ALEGRÍA CON SABOR A MAR.


UNA ALEGRÍA CON SABOR A MAR


Llevo días intentando identificar una alegría que me abriera camino para describirla y me he detenido en muchos recuerdos gratos de mi pasado, recuerdos que giran alrededor de estallidos en mi mente cuando de niño descubría el siguiente escalón en mi búsqueda del conocimiento, sin olvidar los afectos de las primeras amistades y los primeros enamoramientos, con mayor claridad en mi enamoramiento correspondido y en mi boda, con el posterior nacimiento de mis hijos y, en otro sentido, en algunos logros en el campo profesional y en el descubrimiento de algunos paisajes unidos al recuerdo del placer de algunas mesas y, al fin, en tantos y tantos momentos alegres que han llenado mi vida y que han sido reales, pero ninguno de ellos  me abre el camino para describirlo.


Con esta experiencia se está haciendo realidad ese pensamiento que asegura que es más fácil escribir sobre una desgracia o una tristeza que sobre una alegría.


Para no caer en tópicos relacionados con momentos ligados a hechos que han marcado mi calendario vital, me he acordado de una experiencia vivida este verano en Menorca, cuando un amigo que nos acogía en su casa me ofreció como otras muchas veces la posibilidad de dar un paseo con su kayak en el entorno cercano de la costa que rodea su lugar de residencia.


Con alguna dificultad me monté en el kayak y remé y remé por recovecos de roca salpicados por el mar, atreviéndome con ensenadas naturales, dejando discurrir el kayak entre veleros y barcas de pesca para detenerme en espacios más abiertos y contemplar la ligera ondulación del agua a mi alrededor, observando la vegetación arañada por la tramontana.


Pasada más de media hora remando, me encontraba cerca de una playa no frecuentada y detuve mis brazos para descansar en medio del silencio en un espacio en el que nadie me observaba ni me escuchaba, y me sentí libre y feliz.


Saqué de mi pecho con fuerza un grito de liberación que nadie escuchó, salvo yo mismo, y sonreí sintiéndome feliz por ese momento de paz y de soledad buscada.


Creo que me sentí alegre y colmado para iniciar el regreso y la continuidad de las horas.


No es gran cosa, pero son momentos que se quedan grabados en la memoria para ser recordados con una sonrisa en los labios.


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