VERANO XIV. Simulacro.


“Solo lo que nos enseña con discreción que se está muriendo, abre la belleza.”

José Mateos (Un mundo en miniatura)



Un río, y más todavía un río urbano, además de conducir con ritmo el agua que cubre su lecho, nos deja otras imágenes y otros mensajes.


Esta mañana, paseando por las orillas del Arga, a su paso por Pamplona, mis ojos se han fijado y mis pies se han detenido ante esta imagen de una piragua varada, casi hundida, con el añadido del simulacro de una persona que se hunde con la barca. 


Desconozco la razón de su existencia en el río y el objetivo perseguido con la escenificación, pero la proximidad de una escuela de piragüismo en sus aledaños me indica al menos su procedencia. A partir de ahí, pienso si será una broma de los alumnos, una forma de señalizar la ubicación de la escuela o algún tipo de reclamo o de protesta ante la Administración.


A mí, su situación en el río me hace pensar esta mañana en que al final de un recorrido, de una aventura, de un viaje o de una vida, siempre intentamos llegar a alguna orilla, como parece que lo está haciendo esta piragua en ese intento de encaramarse a la tierra, en un último esfuerzo imposible, con el agua inundando nuestra barca, nuestra casa o nuestra vida y con la salvación soñada al alcance de la mano, a un golpe más de remo.


También pienso en la soledad del remero que, solitario en la barca, intenta superar los miedos del riesgo, la amenaza del fracaso cuando ya saborea la miel de la victoria, soportando el peso de cada decisión, de cada elección, con la piel erizada de miedo y adrenalina, con la boca reseca de la angustia y el atractivo de la meta ante sus ojos.


Mi cuerpo se funde con la imagen y participo de todos estos sentimientos, los vivo en unos instantes como parte de mi vida y toda la simbología que interpreto sacude momentos vividos, no siempre en el lecho de un río.


Una mañana más, la sorpresa y la belleza que conlleva lo que encuentro colma un espacio en mi interior, me da fuerzas para el resto del día y alimenta mis próximos pasos.


Por eso, un río urbano siempre da algo más que el agua que conduce.


Pamplona, agosto de 2018.

Isidoro Parra.


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