OTOÑO XI. Enredadera otoñal.


“Pero la vida no nos obedece. Es imposible domesticarla. Hay una belleza secreta en su rebeldía.”

Jesús Montiel (Sucederá la flor)


 

Mis ojos se regalan de tanta belleza que me entra por la mirada. 


Hoy, paseando hacia las orillas del Arga, en una moderna construcción de hormigón, me sale al encuentro un mosaico de colores verdes, amarillos y rojos que pueblan una trepadora que se agarra con afán invasivo sobre la pared de cemento.


Ante tanta belleza, es imposible considerar esa ocupación como un castigo, al menos hoy y en este tiempo.


La aparente debilidad de las hojas, más castigadas en estos días por los primeros fríos y las primeras lluvias del otoño, se convierte en fortaleza cuando se posan sobre el hormigón, cuando pasan a formar parte de esa superficie pulida para darle abrigo y color.


En su recorrido, a lo largo de los meses, han construido y dejado atrás todas las gamas del verde, para abrirse ahora a esos amarillos y rojos que visten de fiesta cada espacio del muro.


Su entramado dibuja una mapa de caminos que se cruzan, que se confunden como nosotros confundimos el nuestro, que se buscan y se alejan entre sí, que quieren llegar lejos y, a veces, se quedan cerca, muy cerca, como nosotros también.


¡Qué parecido a nuestra vida! A veces también nosotros buscamos caminos sin saber muy bien por dónde ni adónde nos llevan, nos cruzamos con otras personas, nos alejamos o nos quedamos cerca, acertamos o nos equivocamos las más de las veces, buscamos y no siempre encontramos, queremos llegar lejos pero nos quedamos en el límite de nuestro cuerpo, en la ceguera de nuestras vanidades.


  Por eso, tal vez esta trepadora nos pueda enseñar a hacer el camino con otros diferentes que se entiendan, que se acepten en la diferencia de sus materiales, de sus colores, de su carácter más duro o de su fragilidad.


Decía Neruda que todo era vuelo en nuestra tierra. Ahora y en esta tierra nuestra, todo es vuelo de colores y explosión de intimidades, de preparación para otros viajes, para otros días.


Pamplona, noviembre de 2018.

Isidoro Parra.


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