INVIERNO V. El río y el tiempo.



“Tanta belleza que, durante un instante,

la muerte o la ambición, incluso el amor,

no tienen cabida aquí.”

Raymond Carver (Todos nosotros: Felicidad).


Antigüedad, tiempo, historia, vida vivida. ¡Cuanta acumulación en tan poco espacio!


Si volamos hacia atrás, lo más antiguo será el río que, con pocas veleidades, llevará siglos pasando por este lecho, por este camino por él labrado.


Después, más cerca, habrán sido algunos árboles y la casa, los más antiguos y por supuesto, antes que la casa, la idea, la ilusión, la construcción, acorde con las posibilidades y los sueños de su dueño.


Más cerca, las obras de saneamiento, los caminos que bordean el río.


Mas cerca aún, pero ya hace unos años, vividas ya algunas vidas, el deterioro, el paso del tiempo que no castiga de la misma forma al río ni a los árboles, que separa su acción sobre la naturaleza de la que ejerce sobre las obras de los hombres. Parece que quisiera dejar claro la diferencia entre lo imperecedero y lo que está destinado desde su construcción a la desaparición.


Aunque las aguas sean nuevas, parece que el río sea el mismo.


El paso del tiempo se ha cebado en la casa, en la obra del hombre. Poco queda, salvo su tamaño, del esplendor de sus primeros días. Sin apenas tejado, con las puertas y ventanas desvencijadas, con la huella de grafiteros y ocupantes en sus paredes, con la historia respirando desde sus entrañas y abandonándose a la destrucción lenta que el impone cada estación, la casa es un anuncio de su muerte.


Pienso en las ilusiones que depositamos en los proyectos que ponemos en marcha a lo largo de nuestra vida, sin saber dar importancia a los más personales, a tu interior, a la vivencia en calma de tu finitud, a tu aprendizaje de errores y aciertos, a tus querencias, mientras sobrevaloramos los materiales, sin pensar que, más tarde o más temprano, el tiempo se ocupará de conquistarlos y destruirlos, sin dejar rastro alguno de tus ilusiones, de tus vivencias y esperanzas.


Por eso y porque siempre me gusta quedarme con el vencido, observo esta casa y me brota el impulso de abrazarla, de desearle un buen tránsito, un buen grado de aceptación.


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