PRIMAVERA XVI. Flor de manzano


“En la naturaleza al hombre no se le invita a pensar, sino a contemplar y, en último término, a fundirse con ella.”

Pablo D’Ors (Entusiasmo)



En una parte de mi jardín cohabitan varios árboles, algunos de ellos frutales de diferentes variedades que me dan su fruto cuando quieren. A veces pienso que juegan con mis ilusiones, que me echan pulsos. Unos años me dan su fruto y otros no, poniendo a prueba mi confianza, pero lo que si me regalan cada primavera son sus flores.


Esta tarde, con los últimos rayos de sol como compañía, he paseado deteniéndome en cada árbol, contemplando y retirando las ramas rotas, observando el crecimiento de las hojas, su profusión sobre las ramas, cada día mayor, las flores que se están yendo, que ya agonizan para dar paso y anunciar el nacimiento del fruto que ya viene, las que destacan por su sencillez o por la maravilla irreproducible de sus colores y, también, las que apuntan, escondidas en un botón, deseosas de explotar.


Entre todas ellas, hoy me atrapan las flores de un manzano de reineta tardía. Me asedia el blanco y el fucsia de sus pétalos sobre el ramillete de hojas verdes, pero sobre todo me atrapa el halo de misterio que encierran, lo que muestran y lo que ocultan, todo eso que me hace pensar, que me obliga a contemplar y volver a pensar.


Las miro y me doy cuenta que ellas también me observan, se ofrecen como una oda al oído y me invitan a desvelar lo que esconden, el significado de su presencia.


Me fijo en la maravilla de esa yema, apenas un accidente de la madera, de la que han salido las hojas y las flores; flores que esconden un tesoro mayor, el fruto del futuro, porque sin ellas no sería posible. ¿Sabrán ellas lo que vendrá, cómo crecerá, qué sabor tendrá, si resistirá el sol o la lluvia, cuál será el momento de su maduración?. Igual es éste el camino que hay que recorrer para entender, para atrapar algo concreto y utilizable: dejarse llevar sin tener nada seguro.


¿Y si el camino es otro, si solamente es contemplar y fundirse con la belleza?.


Para eso, me falta algo de abandono, menos interés y mucho más de confianza en lo que no abarco, en lo que se me escapa, algo más de fe en el poder de lo creado.


Amillano mayo de 2018
Isidoro Parra.

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